Los callos y callosidades son unas de las dolencias plantares más comunes. Conocer sus síntomas es importante para identificarlos y poder tratarlos correctamente. Además, es posible prevenir su aparición tomando algunas medidas.
Los callos o hiperqueratosis plantares son anomalías en la piel causadas por un exceso de crecimiento de la capa de piel externa del pie. Esta dolencia suele estar asociada con la fricción repetida y continua en los pies y a una presión significativa en ellos.
La capa de piel que se forma se conoce como hiperqueratosis y puede provocar dolor y molestias si la zona es sometida a presión.
Tanto los callos como las callosidades son provocados por el excesivo crecimiento de la capa córnea, la capa más externa de la piel. La dolencia recibe el nombre de callo cuando la capa de piel se forma en la cara o parte superior de los dedos de los pies, mientras que se llamará callosidad cuando se encuentre en las plantas de los pies o de las manos.
Los callos se suelen separar en tres grupos principales: blandos, duros y vasculares.
Los callos blandos aparecen entre los dedos de los pies y reciben su nombre debido a su consistencia suave y gomosa. Su aparición suele estar causada por el uso de un calzado muy apretado que provoca una excesiva presión de los dedos.
Los duros son los callos más comunes y suelen aparecer en las falanges de los dedos.
Los callos vasculares son iguales que los duros pero con vasos sanguíneos en su interior. Podemos distinguirlos de los duros porque suelen ser más dolorosos y además pueden sangrar.
Como ya hemos dicho, las hiperqueratosis plantares consisten en el crecimiento y engrosamiento de la capa más superficial de la piel del pie.
Se producen por la fricción y presión constante en el pie, y existen distintos factores que influyen en la aparición de estas durezas:
El principal síntoma que podría indicar la aparición de callos es la aparición de una capa de piel dura y gruesa en una zona del pie o de la mano en la que se suele sufrir presión o fricción.
Además, la presencia de dolor y sangrado podría ser un síntoma de un callo vascular o neurovascular.
Se aplicará un tratamiento diferente en función del lugar en el que se encuentre el callo y la gravedad del mismo.
El tratamiento más común es el uso de plantillas especiales que reduzcan la presión y la fricción de la zona afectada con el calzado o con otras partes del pie.
Si la hiperqueratosis plantar no produce ningún dolor, es recomendable no tocarla ya que si intentamos eliminarla lo único que conseguiríamos es estimular su crecimiento y empeorar el proceso.
Si tienes un callo o callosidad es conveniente que acudas a un podólogo que te aconseje un tratamiento para eliminar la dolencia. Los tratamientos caseros también pueden agravar el proceso de curación.
El uso de un calzado cómodo que no ejerza presión en el pie es el mejor método para prevenir la aparición de callos.
Además, el uso de cremas que mantengan el pie hidratado también previene su aparición, puesto que se evita la sequedad y descamación de la zona impidiendo la acumulación de células muertas.
En todo caso, se recomienda acudir a un especialista para que analice la situación y pueda recomendarle el tratamiento a seguir en función de la gravedad del callo o callosidad.